Sur: Los hielos eternos Artamasos

La puerta de entrada a la península sureña es un pueblo que ha sufrido mucho en su historia, luego de la apertura del Pozo, motivo por el que lleva ese nombre. Su gente está acostumbrada al peligro y los duros inviernos, pudiendo resultar poco amigables para los viajeros. Los aventureros y soldados constituyen buena parte de su población.

4 torres rodean al Gran Pozo, habitadas por soldados provenientes de todas las razas cuya misión es custodiar que nada escape de este oscuro agujero. Es un lugar lúgubre donde la muerte, la oscuridad y hasta susurros siniestros tienden a llevar hasta a los más valientes a perder la cordura. Pasar una temporada acá puede cambiar la personalidad de cualquiera.

Es el límite del mundo conocido, una zona donde la nieve y el hielo son tan duros y profundos que hacen imposible la proliferación de aldeas o ciudades. Muy pocos seres vivos habitan estas inhóspitas localidades, pero los que lo hacen son con frecuencia muy peligrosos. Adentrarse acá es buscar la muerte, aunque hay quienes lo han intentado en búsqueda de antiguos secretos que se dicen enterrados.